Alrededor de 1,200 semillas de variedades de papas nativas del distrito cusqueño de Písac serán enviadas a la Bóveda Global de Semillas, ubicada en el archipiélago noruego de Svalbard, en el Ártico, con el fin de garantizar su preservación y material genético ante los efectos del calentamiento global.
Se trata de una iniciativa liderada por una asociación que integra a seis comunidades de Písac, las cuales implementaron una propuesta de conservación de recursos genéticos agrícolas llamada "El parque de la papa", de casi 10,000 hectáreas.
“En los últimos diez años se ha logrado implementar en el parque una estrategia de conservación de unas 1,500 variedades de papas nativas, convirtiéndose en un reservorio genético único”, declaró Alejandro Argumedo, director de la ONG Andes, que trabaja desde 2000 con dichas poblaciones en el modelo y componentes del área de conservación.
Precisó que las semillas serán enviadas, en dos etapas, a partir de 2014 a la Bóveda Global de Semillas gracias al convenio suscrito entre el Centro Internacional de la Papa (CIP) con el The Global Crop Diversity Trust, organización orientada a garantizar la conservación y disponibilidad de la diversidad de cultivos para la seguridad alimentaria.
“En los últimos 20 años hemos observado que la papa está subiendo a alturas que bordean los 200 y 300 metros, por lo que en algún momento, por el calentamiento global y el cambio en la biología del suelo, las papas van a llegar a la cima de la montaña y no habrá dónde sembrarlas”, refirió.
A ello se suma, dijo, los fenómenos climatológicos adversos como las intensas heladas, sequías prolongadas, el incremento de enfermedades y plagas. “Ante este panorama es necesario abordar estrategias de conservación y una de ellas son los bancos genéticos”, reiteró.
“Se trata de un trabajo sumamente interesante que contribuirá a que otras comunidades opten por este camino para garantizar la disponibilidad de la gran diversidad de la papa peruana para las generaciones futuras", puntualizó Argumedo.
(andina)