El sábado 23 de julio, en la ciudad de Satipo, el Ministro del Ambiente, Dr Antonio Brack realizará la entrega de las primeras Subvenciones Económicas para la Conservación de Bosques a 5 Comunidades Nativas del Valle del Río Apurímac y Ene (VRAE).
Las Comunidades Nativas Anapate, Coriteni Tarso, Mapotoa, Capirushiato y Monkirenshi recibirán estas transferencias directas y condicionadas de recursos monetarios públicos para ser invertidos en el desarrollo de econegocios que favorezcan la generación de ingresos y promuevan la conservación de los bosques que se encuentran dentro de sus tierras tituladas así como en proyectos para su bienestar social. Esta subvención significa S/.10 anuales por cada hectárea de bosque conservado.
Estas comunidades saben bien que conservar no significa no tocar; conservar es usar el bosque, pero bien, sin eliminarlo. El objetivo es que el bosque siga siendo bosque. Para tal fin, con la asistencia del Programa Nacional de Conservación de Bosques, las comunidades deben precisar la extensión del bosque a conservar y presentar un plan de inversiones del dinero a percibir. En forma paralela a la entrega de estas transferencias directas, este Programa Nacional desplegará jornadas de capacitación y asistencia técnica para la gestión financiera y el desarrollo de los econegocios de las comunidades y, además, monitoreará el impacto socioeconómico de las mismas, con el fin de optimizar permanentemente su aplicación. Así, esta estrategia integral de apoyo a las comunidades, podrá cumplir sus objetivos de conservación y desarrollo.
Apoyar el desarrollo de los pueblos indígenas y la conservación de los bosques que habitan es de especial importancia puesto que estos ecosistemas les proveen de medios de vida fundamentales; su economía, su cultura, su sociedad y su cosmovisión están basadas en los bosques y la diversidad biológica que albergan. Es decir, con la conservación de los bosques, al mismo tiempo que se generan ingresos se promueve el crecimiento económico local y la inclusión de esta población en la dinámica nacional de desarrollo. Y, lo que resulta muy importante, sin sacrificar su cosmovisión y su hábitat.
Como es conocido, en el Perú, la pobreza tiene rostro indígena. De acuerdo a lo que alerta el INEI (2010), la población indígena amazónica se encuentra entre la más pobre y vulnerable del país; de cada 1000 niños indígenas amazónicos, 49 mueren antes de cumplir un año, siendo que el promedio nacional es de 19/1000 y, casi el 20% de su población mayor a 15 años, es analfabeta. Al 2007, existían 332,975 habitantes indígenas amazónicos, pertenecientes a 12 familias lingüísticas distribuidas en 53 grupos étnicos. A ese mismo año, 11 de estas etnias fueron reportadas en riesgo de extinción, pues cuentan con menos de 225 habitantes censados.
Desde una perspectiva mundial, siendo el Perú el noveno país en el mundo con la mayor superficie de bosques, los 73,3 millones de hectáreas de bosques emplazados en nuestro territorio nacional le suponen una ventaja comparativa: mayor capacidad de adaptación a los cambios globales del clima y, además, una importante capacidad de contribución a la mitigación de este fenómeno global. Nuestro país está considerado entre los países más vulnerables frente al cambio climático y se estima que desde ahora al año 2050, el impacto negativo de este fenómeno global significará una pérdida promedio anual de entre 7,3 y 8.6% del nivel de PBI potencial cada año. Emerge así la importancia de una buena gestión de los bosques peruanos, que permita su conservación. Los bosques constituyen un factor clave para poder continuar nuestra espiral de desarrollo, aún en estos nuevos contextos.
Las Comunidades Nativas poseen en sus tierras tituladas más de 10 millones de hectáreas de bosques, un importante patrimonio que ahora contará con el apoyo directo del Estado para su conservación y para el desarrollo y bienestar de estos pueblos indígenas.